Algo diferente se encuentra el Parque Salazar. Las personas observan, los niños juegan en el jardín viendo urnas largas con tapitas de colores y se toman fotos los transeuntes, disfrutando de la tarde en Miraflores.
121 CONTENEDORES es la escultura social que se apodera de un espacio muy conocido en el distrito, un punto de encuentro obligado para una bonita salida miraflorina.
VICTOR CASTRO, escultor mexicano radicado en el Peru que confiesa "
haberse ido envolviendo y desenvolviendo en la trama limeña de una manera particular" nos dio su tiempo para conversar cerca de su obra, de su escultura, de su placentera escultura.
Muchas personas en Lima desconocen que Víctor es mexicano, y me parece gratificante que sea uno de los pocos artistas que trabaje en nuestros espacios y logre que la gente se conecte con él, "
no soy artista plástico, soy artista que usa plástico (risas)...utilizo miles de cosas, soy artista visual más que plástico, porque mis medios de expresión versan y cursan por diversas técnicas aunque mi centro siempre sea el escultórico".
El producto de su recolección, es lo que vemos todos los días en el parque. Sin embargo, lo rescatable del trabajo es su interés por trabajar con la gente,
"me interesa mucho el poder participar con la gente, que no está habituada al arte, que nunca se ha preguntado qué es el arte contemporáneo, que no pensó tener la oportunidad de conocer a un escultor y colaborar; quise de forma muy sutil y lúdica involucrarme con todos ellos a través del proceso de recolección".
La encomienda siempre fue clara desde el principio: necesito de tu colaboración para cumplir mi objetivo escultórico, ayúdame a hacer una escultura... y qué hacer, pues juntar un número de materiales, "
eso era la encomienda simple, eso es lo que llama la atención y aproveché que, si estamos juntando tapitas, les pido que aplasten la botella para que ahorren espacio en la basura, que era donde entraban los valores y la responsabilidades del entorno medioambiental".
Lo que no me imaginaba, es que esta aventura empezó en su taller de una manera absurda, y lo asume,
"yo como individuo reconozco y acepto que he tenido una responsabilidad de asumir las consecuencias de una idea absurda, porque recolectar tapitas no fue más que eso, y ocurrió un 7 de enero del 2007 cuando no estaba haciendo nada en mi taller, al aventar la tapita y hacer canasta en una urna de cristal que tenia vacía; y mi pregunta fue ¿cuántas tapitas necesitaré para llenar este espacio?..." y así comenzó todo, pues sin querer ha desarrollado un tema en la capital a través de su obra: el reciclaje, sobretodo con los niños.
"Ellos son parte del proceso, de mi escultura y yo dejaba que los chicos fueran los que me enseñaran, entonces fui acomodando el proceso utilizando lo que en psicologia se llaman refuerzos positivos, donde tu puedes castigar a una persona o le puedes dar un refuerzo positivo siendo el objetivo el mismo: corregir una actitud, la cosa es el planteamiento, desde donde se lo des. Si le dejas que descubra todo el proceso y salga desde él, aparentemente tú no hiciste nada y él hizo todo, entonces eso es muchísimo más significativo porque se convierte en un descubridor".
Para Víctor los niños no son un público difícil, al contrario le parece un público muy noble,
"es un publico que está en proceso de aprendizaje, cualquier cosa que le des de forma divertida lo absorven inmediatamente, los nenes son esponjas en proceso de crecimiento y nosotros los subestimamos a veces demasiado, pensamos que no pueden entender, que no son capaces de hacer, les ponemos un monton de trabas, demasiado paternalistas y protectores con el desarrollo del niño, queremos darle todo digerido y yo soy totalmente radical en mis procesos pedagógicos, estoy totalmente convencido que funcionan, y que son más efectivos que cualquier método establecido; las mías son técnicas muy experimentales, son muy libres".
La intervención trata de modificar la naturaleza de un espacio, abierto o cerrado pero lo intervienes, así el artista lo deja de una manera diferente.
"Para mí el objetivo del significado de la intervención ha sido fenomenal, el impacto es gigantesco, en Lima la gente tiene un corazón muy grande, los niños tienen muchas ganas de aprender, tienen full energia, full pilas para hacer cosas; lo que tambien me gustó ver en el proyecto fue cómo democratizaba una idea que era arte contemporáneo, porque este es un proyecto social que busca generar respuestas o cuestionamientos y a todo mundo le interesaba". Pero, somos conscientes de que existen pocos espacios para desarrollar estos temas. Y Víctor, quien también labora en los proyectos educativos en el MAC-Lima, opina:
"el mercado infantil está mal explotado, la oferta de actividades lúdicas, recreativas y de aprendizaje todavía está virgen". Junto con el Parque Kennedy y el Parque del Amor, ubica al Parque Salazar en un triángulo perfecto para un circuito turistico-cultural y eso quería Víctor, estar dentro de esa zona, "
tenía que estar en un espacio donde miles de personas lo puedan ver. A mí me interesaba tener acceso a un lugar que fuera visible, que fuera un ícono y en ese caso Miraflores es un distrito que tiene muy buenas vialidades pues desde cualquier punto de la ciudad puedes llegar con rapidez, está bien ubicado porque todo el mundo sabe donde queda y está habituado a un turismo total".Cuando tocó el momento que presentar el proyecto al alcalde de Miraflores, queda una anécdota en el tintero:
"me dijeron 'rapidito, tiene 3 minutos' y se quedó escuchándome media hora (risas)...él me pregunto '¿y dónde quieres ponerlo?' y Jorge Villacorta me había dicho 'no digas Parque Salazar porque ese no lo prestan, es imposible, te vas a meter en problemas' entonces yo dije 'ya no lo diré' pero quería que fuera ahí, lo único que dije fue 'definitivamente me gustaría que fuera a la orilla del mar, porque es una pieza que está hecha para ver el atardecer, quiero una zona al lado del mar'. El boceto que tenía era desde el Parque del Faro, que fuera en una zona donde pasara mucha gente, entonces el alcalde me dijo 'en Parque Salazar" y yo respondí 'qué buena idea, qué excelente idea señor alcalde, si usted lo dispone y le parece lo correcto, yo no tendría ninguna objeción' y Villacorta mientras yo hacía mi teatro, me miraba con una cara de 'te saliste con la tuya' (risas)".
Ya es hora de partir, y el sol empieza a esconderse. Finalmente, nos cuenta de sus próximos eventos,
"estoy preparando mi muestra en la Galería Lucía de la Puente para el mes de marzo, ya no toca el plástico pero experimento con materiales nuevos, que he estado investigando.Proyectos grandes ya no acepto acá, porque estoy en un proceso de solicitud de becas para irme a estudiar al extranjero y si bien sale este año, ya estaré viviendo en otra latitud. Definitivamente lo que a mí me nutre es la curiosidad y yo sigo utilizando esos procesos de creatividad tanto más ordenada o desordenada que un niño".
Esperamos ver pronto las nuevas propuestas de este artista, y hasta fines de marzo pueden visitar su escultura. Desde aquí, sólo me queda agradecerle la oportunidad que dio a muchos recolectores de la ciudad destacar en un pedacito de su obra, para que sigamos tomando conciencia de las piezas que nos rodean, y que Víctor sabe transformar muy bien.
